ORGULLO POR: UNA DELGADA.

Sucedió por allá por los ochenta e la colonia, , municipio o comunidad, conocido como “El tule” y fue muy sonado lo que es voy a contar:
Como en cada rancho la soltera no podía faltar, que superados los treinta no sufría por nadie, pues en los bailes a muchos se dignaba ignorar. Doña Tencha iba gustosa al bailongo y con cierta amiga se hacia acompañar .
Solo por mencionar se decía que a la Doña le sobraba tiempo para degustar le entraba con ganas al menudo y las tortillas del comal , con mas de 100 kilos encima se daba el exquisito placer de todo el día tragar.
No era raro ver que a Tencha nunca le faltaron solicitudes para danzar, hombres decentes y mal encarados se acercaban tratando de al calor de tencha moverse a su compás .
-Bailamos Tenchita? - No.
-Bailamos Tenchita? - No.
--Bailamos Tenchita? - No.
La tal Tencha nunca quiso bailar, conocida fue su frase al retorno cabizbajo de los hombres que se concedió despreciar.
¿ Tencha por qué no baila?
-¡Vaaaa… pos si no es uno fácil oiga y si no gasta uno orgullo, entonces que gasta... vaaaa!